“NO SOY TU 'CABECITA': POR QUÉ LOS DIMINUTIVOS HACEN MÁS PEQUEÑOS A LOS PACIENTES MAYORES" (Alfons M. Viñuela)
| Imagen: Chat GPT |
Una escena cotidiana —“deme el bracito”, “le veo en dos semanitas”— revela un hábito bienintencionado pero dañino: hablar a los mayores como si fueran niños. Y sí, tiene consecuencias.
Diario de una “personita” en la consulta
Entro en la consulta a mi tamaño habitual. Salgo más pequeño. En la pared hay un póster de anatomía; en la camilla, yo. La enfermera me sonríe: «Deme el bracito». El médico asiente con autoridad blanda: «Le veo en dos semanitas». Y yo, que tengo más facturas pagadas que años de ambos sumados, me descubro encogido, con el antebrazo en posición de “niño valiente”, esperando la recompensa verbal: “¡Muy bien ese campeón!”.
No dudo de la buena intención. Sé que el día es largo, la sala de espera infinita y el sistema, un Tetris con piezas que faltan. Pero por el camino alguien decidió que a los mayores se nos entiende mejor si se nos hace pequeños: voz aguda, frases cortas, diminutivos en cadena. Tiene nombre: habla infantilizada o 'elderspeak'. No es un capricho del lenguaje; es un síntoma.
Lo que parece tierno… puede doler
La prensa ya lo ha señalado: hablar “infantilizadamente” multiplica la soledad de las personas mayores y erosiona su autoestima. No lo digo yo: lo explicaban el pasado domingo en el Diari Ara al recoger testimonios y evidencias de cómo ese registro nos aparta del mundo adulto, justo cuando más necesitamos pertenecer a él.
Y la investigación sanitaria va en la misma línea. En hospitales y residencias, el 'elderspeak' se asocia con más resistencia a los cuidados y con peores interacciones clínicas (sí, paradójicamente, complica lo que se pretendía facilitar). Estudios observacionales en entornos hospitalarios y programas de formación para reducir ese hablar aniñado muestran que el fenómeno es frecuente y modificable.
A pesar de que entiendo que me lo dicen con cariño, cuando me dicen “cabecita”, no me siento acompañado; me siento apartado.
¿Por qué nos sale el diminutivo?
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Atajo emocional: se confunde cercanía con proteccionismo.
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Prisa sistémica: simplificar parece eficiente (spoiler: no lo es si genera malentendidos).
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Edadismo benévolo: la idea de que, “a cierta edad”, uno es menos capaz por defecto.
No es maldad; es hábito. Pero los hábitos se cambian.
Lo que necesito como paciente adulto (y que ayuda a todos)
Quiero claridad, no condescendencia. Respeto, no azúcar. Y autonomía, no instrucciones de parvulario. Propongo un pequeño manual antiminusvaloración para profesionales (y acompañantes):
En vez de…
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«A ver ese bracito»
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«¿Cómo va esa cabecita?»
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«Le veo en dos semanitas»
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«Muy bien, campeón»
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«Ahora me firma aquí mismo sin preocuparse»
Puedes decir…
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«¿Le va bien el brazo derecho para la inyección?»
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«¿Tiene dolor de cabeza ahora mismo o es intermitente?»
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«La revisión es en 14 días, el martes 28. ¿Lo apuntamos juntos?»
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«Gracias por colaborar; si algo le incomoda, dígamelo»
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«Le explico el consentimiento; lea con calma y pregunte lo que quiera»
Pequeños cambios de frase, gran diferencia en cómo me siento tratado.
Lo que pasa cuando se habla bien
Cuando no me hablan como a un niño:
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Entiendo mejor (porque me explican, no me suponen).
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Pregunto más (porque no me da vergüenza).
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Cumplo mejor el tratamiento (porque lo siento mío).
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Confío (porque me han tratado como adulto).
No es literatura: centros y guías promueven comunicación centrada en la persona y alertan del impacto del edadismo en la salud y en la esperanza de vida.
¿Y si nos miramos al espejo?
A veces también nosotros, pacientes, nos hacemos pequeños: «yo de estas cosas no entiendo» «ustedes sabrán» «lo que usted me diga» en lugar de preguntar. Está bien delegar; no está bien desaparecer. Yo no quiero un premio, quiero participar.
Por eso esta imagen —la de este post— me sirve. La miro y me veo como paciente más pequeño de lo que soy. Y me prometo una próxima escena distinta: mis palabras a tamaño real.
Qué puedes hacer (desde hoy)
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Nombra, no “diminutices”: brazo, cabeza, revisión; evita bracito, cabecita, semanitas.
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Fechas concretas: “14 días, martes 28”, mejor que “semanitas”.
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Preguntas abiertas: “¿Qué le preocupa más ahora?”
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Consentimiento real: explica riesgos/beneficios y confirma comprensión.
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Feedback: “¿Cómo prefiere que le hable?” — y respeta la respuesta.
Cierre (y compromiso)
Soy mayor, sí. También soy adulto. Y quiero salir de la consulta del mismo tamaño con el que entré.
Si te has visto en esta escena —como paciente o como profesional— comparte este post y coméntame: ¿qué frases cambiarías mañana en tu centro de salud?
Fuentes y lecturas (buscado por Chat GPT)
- Mònica Planas, «“La pastilla”, “el jarabito”, “el almuerzo”… Hablar infantilizadamente a las personas mayores multiplica su soledad», Ara, 12 oct 2025. ARA.cat
- Clarissa A. Shaw et al., “Characteristics of elderspeak communication in hospital settings” (estudio observacional). BMC Nursing, 2022.
- C. A. Shaw et al., “Elderspeak communication and pain severity as modifiable factors…” Journal of the American Geriatrics Society, 2022. agsjournals.onlinelibrary.wiley.com
- University of Utah Health, “El poder del lenguaje en el cuidado de las personas mayores: reencuadrando el edadismo”, 2024 (panorama y datos).
Estupendo análisis Alfons. También sucede en la restauración para los que todos somos "chicos"
ResponderEliminarO parte de la familia de los camareros, que te reciben con un “Qué hay familia?”
EliminarMolt bo el post Alfons malgrat que jo, gracias a Deu, no m'hi he trobat mai. Potser també perque la meva actitut devant d'un metge o una infermera d'un Hospital o d'un Servei d'Urgencies d'Ambulancia per accident, no ha sigut mai la d'un pacient espantat o tremolós malgrat que he pasat per algunas situacions bastant chungas i crec que el instint proteccionista o "edadista" s'els hi pasa de cop quan, per exemple, li agafas la ma al que t'està fregant amb antisèptic una ferida sagnant al braç o a la cama despres d'una caiguda en moto i l'obligas a fregar fort tot dient-li que si et frega com si li fes mal a ell, segurament no et desinfectarà be la ferida...i despres serà pitjor. I si, estic d'acord, em de reivindicar un tracte coherent, clar i directe però ens em de presentar valents i decidits no com si fóssim un bé entrant al escorxador. La teva presencia amb anim positiu, decidit, realista i col.laborador fa que desde el primer moment et tractin amb respecte i consideració i per descomptat si veus que una praxis no et sembla correcte, amb educació pero d'una manera ferma has d'exposar els teus dubtes i sol.licitar un altre opinió. Repeteixo, sempre amb respecte pero d'una manera ferma. Es clar que desde el meu punt de vista aixó es rel.lativament sencill perque 8 anys de voluntari a la Creu Roja del Mar m'ha donat molts coneixements, pero s'ha de tindre clar que el teu cos es teu i com et trobas i que et fa mal, ni el millor metge del mon ho sap millor que tu. De la mateixa manera que hi han Enginyers bons i no tan bons o Escombriaires bons i no tan bons també hi han Metges, Infermeras i ATS bons i no tan bons, no ja per questions de formació sino també per questións de práctica. Sap mes el Diable per vell que per Diable.
ResponderEliminarEn fi i per acabar afronta els teus problemas de salut amb un esperit serè, positiu i col.laborador i crec que ajudarem a que desapareguin “las semanitas” “las cabecitas” i “los bracitos”...espero.
Sí Francesc, com bé dius: els pacients hem d’anar tenint “… presència amb anim positiu, decidit, realista i col.laborador fa que desde el primer moment et tractin amb respecte i “ Gràcies pel teu comentari
EliminarMe escribe un paciente y amigo, Federico: “Alfons buenos días, no te he contestado por el blog, porque tengo la manía de no aceptar galletas.
ResponderEliminarPero de acuerdo contigo, a mí me mata cuando la enfermera me saluda con voz cantarina cual si se dirigiera a un niño con “ ¿como está mi Fede hoy?
Un abrazo”
Muy bien dicho Alfons, perdona el retraso en postear! Estoy en Brasil viendo pacientes en sesiones de rehabilitación como todos ustedes. No necessitamos tratar a las personas mayores como yo con palabritas, si no reconocer nuestra longevidad , resiliencia y experiencia de la vida. Es una riqueza de conocimiento que sin duda alguna tú mismo compartes con mucho gusto a personas de cualquier edad. Sois tops!
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