Cuando mires la imagen de este post —esos pulmones convertidos en árbol de Navidad, con luces, lazos y regalos— quiero que pienses que cada paquete lleva dentro una palabra que empieza por N. No son regalos materiales, sino pequeños recordatorios para vivir mejor con una enfermedad respiratoria. Hoy quiero compartir contigo estas “N” de Navidad, por si te ayudan a respirar el final de año con un poco más de calma y esperanza.

Nacimiento de un nuevo inicio

La Navidad siempre habla de nacimientos, pero no hace falta un gran acontecimiento para sentir que algo empieza de nuevo. A veces, el nacimiento es tan sencillo como decidir que este año vas a escuchar más a tu cuerpo, a respetar tus límites o a pedir ayuda cuando la necesites. Cada respiración puede ser un pequeño comienzo, una oportunidad para tratarte con más cuidado que ayer.

Novedad para descubrir formas distintas de cuidarte

Vivir con una enfermedad respiratoria suele obligarnos a cambiar rutinas: cómo caminamos, cómo subimos escaleras, cómo planificamos el día. Esa obligación, que a veces molesta, también puede ser una puerta a la novedad. Probar ejercicios nuevos, pedir cita para rehabilitación, aprender a usar mejor el inhalador, salir a pasear a otras horas… En la ilustración, los pulmones-árbol están llenos de adornos. Tú también puedes ir añadiendo “adornos” a tu auto-cuidado, cambios pequeños pero valiosos.

Nutrición para tu cuerpo y para tu ánimo

La imagen muestra regalos a los pies del árbol. Me gusta imaginar que uno de ellos pone “Nutrición”. No solo hablamos de comer mejor, sino de alimentar tu cuerpo con medicación bien pautada, descanso suficiente y algo de ejercicio cada día. Y, sobre todo, de nutrir también tu ánimo: conversaciones que te hagan bien, lecturas que te acompañen, ratos de humor y de ternura. Un cuerpo respirando con dificultad necesita un ánimo bien alimentado para no rendirse.

Un Nido donde te sientas seguro, segura

Para mí, eso es un nido: un lugar donde puedes ser tú, con tu tos, tus pausas, tus miedos y tus ganas de seguir. Puede ser tu casa, tu familia, tu grupo de pacientes o incluso un espacio virtual donde te sientas comprendido/a. Tener un nido no cura la enfermedad, pero reduce mucho la sensación de amenaza: sabes que hay un lugar al que siempre puedes volver para recomponerte.

Un Norte que te recuerde por qué vale la pena seguir

En la copa del árbol-pulmón brilla una estrella.Me gustaría pensar que esa estrella es el Norte, la dirección hacia donde quieres caminar. Puede ser algo muy concreto —jugar con los nietos, llegar a una fecha especial, mantener la autonomía el máximo tiempo posible— o algo más interno, como seguir siendo la persona que eres, con tus valores y tu manera de querer a los demás. Tener un Norte claro ayuda a atravesar las pruebas, las visitas y los cambios de tratamiento: no respiras solo por respirar, respiras para seguir viviendo lo que te importa.

Y un Nosotros que te acompañe para que nadie tenga que vivir su enfermedad en soledad

Si te fijas, el árbol-pulmón no está solo: lo rodean copos, regalos, detalles… La enfermedad respiratoria puede aislar, pero no debería condenar a la soledad. Por eso la última N es de Nosotros: el equipo sanitario, otros pacientes, la familia, los amigos, las asociaciones, las comunidades online. Formar parte de un “nosotros” no hace desaparecer el ahogo, pero sí hace más llevadero el camino. Saber que alguien entiende lo que te pasa, que hay quien te escucha y camina a tu lado, es uno de los mejores tratamientos que conozco.


En estos días de Navidad, mientras miro esa ilustración de pulmones vestidos de fiesta, pienso en ti y en todas las personas que convivimos con una enfermedad respiratoria.

Ojalá este pequeño ramo de “N” de NavidadNacimiento, Novedad, Nutrición, Nido, Norte y Nosotros— te acompañe como un recordatorio amable de que tu vida sigue teniendo muchos motivos para celebrarse.

Feliz Navidad - Bon Nadal - Eguberri On - Bo Nadal

Comentarios